sábado, 13 de febrero de 2021

QUIZAS CAPITULO 1

EL REENCUENTRO

Estaba observando un cuadro de David, un amigo de la infancia que pintaba desde muy pequeño. Aquella era su primera exposición y me había invitado a que la viera. Siempre me gusta estardo sus cuadros, su manera de pintar, el realismo con que lo hacía.


Y como digo, estaba observando uno de sus cuadros cuando una voz detrás de mí me dijo:

- Es maravilloso el color de la escena, ¿verdad?

No podía creérmelo, aquella voz… Me giré hacía él, era Héctor. El chico más guapo que había visto en mi vida, el ex de mi hermana y mi amor platónico cuando tenía 20 años.

- Héctor ¿qué haces aquí? - le pregunté pensando al instante que era tonta por preguntarle aquello, era evidente que hacía lo mismo que yo, mirar los cuadros de David.

- Pues ya ves, mirar los cuadros de David, igual que tú. ¿Qué tal estás? Bueno, preciosa, eso sin duda.

- Vaya, gracias - le respondí, poniéndome roja como un tomate.

- ¿Y tú hermana? - me preguntó.

- Bueno, pues ya sabes, casada y con tres preciosos churunbeles - le dije.

- Ja, ja, ja, siempre tan graciosa - nos reímos ambos.

- Pues es verdad, tiene tres ya.

- ¿De Pablo? - me preguntó algo sorprendido.

- Sí, de Pablo - le respondí.

- ¡Hola, chicos! - dijo David acercándose a nosotros.

- Hola, David - lo saludé de nuevo, ya que al entrar casi no había tenido tiempo, ya que estaba atendiendo a algunos de sus invitados.

- Hola, preciosa - dijo acercándose a mí y dándome un beso en cada mejilla - Perdona que antes no te saludara como se debe, pero estaba hablando con unos pasantes bastante importantes.

- No te preocupes David, lo entiendo.

- ¿Qué os parece mis cuadros? - preguntó francamente. Él era así directo y abierto.

- Bien, la verdad, los colores que le imprimes le dan un realismo a los cuadros que me maravilla - dijo Héctor.

- Gracias. ¿Y a ti Amparo, que te parece?

- Preciosos, como siempre sublimes. Ese de la chica - se lo señalé - es increíblemente real. La chica tiene una expresión en la cara que te lleva a preguntarte, que le estará pasando por la cabeza.

- Tú siempre tan… enigmática - me dijo David.

- ¿Enigmática, yo? - dije tratando de picarle.

- Sí, tú - y me hizo un gesto de burla sacándome la lengua.

- Vaya, os lleváis muy bien vosotros dos - indicó Héctor.

-¡David! - lo llamó su marchante.

- Voy, luego nos vemos chicos.

- Sí, hasta luego - le dije.

- Oye, ¿qué tal si vamos a tomar algo y nos ponemos al día?

- Vale, he visto un bar aquí cerca - le indiqué.

- Bien, pues vamos.

Salimos de la galería dirigiéndonos hacía el bar que estaba un par de puertas más abajo.

Nos sentamos en una pequeña mesa junto a la ventana. El camarero no tardó en acercarse a nosotros y nos preguntó qué queríamos. Yo pedí una cola y Héctor un gin tonic.

- Y bueno, decías que de tu hermana, ¿qué ya tiene tres hijos? - me preguntó.

- Sí, bueno, es que los dos últimos son mellizos, tienen un par de añitos.

- Ah, vaya. No habrá sido fácil para ella.


- Pues no, imagínate, con una de tres añitos le vinieron los mellizos. 
Fue duro para ella, pero bueno entre mis padres y yo, le hemos ayudado en lo que hemos podido.

- Entiendo. Y Pablo ¿que hace ahora? - me preguntó.

- Pues está trabajando como jefe de equipo en una empresa de marketing.

- Vaya, se lo montó bien el cabrón - dijo con cierto pesar.

Se podría decir que Pablo le quitó la novia (o sea mi hermana) a Héctor.

- Sí, bueno, tú, lo siento - le dije - Tú querías mucho a Elisa y no sé, en aquel entonces, te fuiste y…

Me sentí apesadumbrada. Después de que Elisa dejara a Héctor no me vi con suficiente valor para hablar con él, para decirle que podía seguir contando conmigo, que lo sentí y con el paso de los años perdimos el contacto.

Si es cierto, que podría haber aprovechado aquel momento de debilidad de él, para tratar de conquistarlo, pues durante todo el tiempo que estuvo con mi hermano, yo estuve enamorada de él platónicamente. Pero pensé que por el bien que ambos, era mejor dejarle él, no hubiera sido justo aprovecharme de las circunstancias en que se fueron para enamorarle. No hubiera sido un amor verdadero sino más bien, un amor forzado y yo no quería eso.

- No te preocupes, lo entendí, es más, lo agradecí. Te parecías, bueno, sigues pareciéndote, tanto a tu hermana que a veces solo verte me dolía, te miraba a la cara y la veía a ella y eso me hacía daño - me dijo.

-Lo entiendo.

- Bueno ¿y tú qué ?, cuéntame que has hecho todos estos años.

- Pues mira, terminé la carrera de magisterio y estoy como profesora de infantil en un colegio cercano - le conté.

- ¡Ah, que bien!

- ¿Y tú, de que trabajas o dónde? - le pregunté.

- Pues mira, como ingeniero en una empresa de diseño.

- Bien, me alegro por ti.

- Sí, es un buen trabajo y me pagan bien. Y además hago lo que me gusta.

- ¿Y aparte del trabajo, que es de tu vida?

- Pues la verdad, bastante aburrida - le respondí, tratando de no entrar en detalles.

- ¿No tienes novio o algo por el estilo? - me preguntó.

- Pues no, la verdad es que no. En realidad, hace solo unos meses que lo dejé con Julio.

- ¿El hermano de David? - me preguntó algo sorprendido.

- Sí, el hermano de David.

- Entonces ahora entiendo lo de antes.

- Si, en realidad me llevo mejor con David que con Julio, supongo que por eso hemos roto - le expliqué.

- ¿Por qué Julio estaba celoso de David, quizás?

- No, no - me reí por su confusión - Me refería a que no me llevaba tan bien con Julio.

- Ah, claro, lo siento. Bueno, como tú y tu hermana, ¿no? Cuando estaba con ella, me llevaba mejor contigo que con ella, sobre todo al final - dijo con cierta tristeza.

- Sí, y ella estaba celosa - añadí yo.

- Sí, muy celosa y la verdad, no entiendo por qué. Recuerdo que cuando le preguntaba siempre me decía: "No lo entenderás"

- Supongo que lo decía porque en… - no estaba segura de si debería decírselo, pero finalmente decidí que sí, había pasado ya mucho tiempo y ya no podía perder nada - estaba enamorada de ti.

- ¿Qué? ¿Tú? ¿De mí?

- Sí, lo estuve durante bastante tiempo, casi desde que nos conocimos.

Al oír mi confesión pareció sentirse confundido, se mesó el pelo, se estiró en la silla y nervioso se levantó de la mesa diciendo:

- Vámonos, David nos estará buscando, o tal vez te estará buscando a ti.

Yo también me levanté de la mesa, él caminaba hacía la barra cuando cogiéndole de la muñeca lo hice detener y que me mirara.

- ¿Qué pasa?

Siguió hacía la barra sin mirarme, sin querer contestar a mi pregunta. Le preguntó al camarero cuanto era, y pago las copas. Luego salimos del bar, y entonces de nuevo intenté detenerlo para que me explicara que pasaba, porque se había puesto tan nervioso.

- ¿Quieres decirme que pasa? ¿Por qué te has puesto tan nervioso?

- Porque yo también estaba enamorado de ti, porque por eso dejé a tu hermana, porque esa era la fuente de nuestras peleas, porque sus celos no eran infundados sino reales, y ella me hizo creer que tú no sentías nada por mí, que era mejor que me alejara de vosotras. Por eso… por eso no ha vuelto a saber de mí hasta ahora.

Me quedé sorprendida, no podía creerlo, y sentí como si me hubieran dado una punzada en el corazón, habíamos estado enamorados en uno del otro todo aquel tiempo y ninguno de los dos se lo dijo al otro, ninguno de los dos tuvo el valor para enfrentarse a sus sentimientos.

- Yo ... Lo siento. Si lo hubiera sabido.

- Si lo hubieras sabido igual que yo, todo habría sido diferente y ahora quizás estaríamos juntos. Pero no es así.

- No, no lo es, pero me siento como si hubiéramos perdido el tiempo…

- Y la oportunidad - me interrumpió tratando de completar mis palabras y mis pensamientos.

De repente, empecé a sentir cierto odio hacía mi hermana, ¿por qué había hecho aquello? ¿Por qué nos había alejado si ella sabía que estábamos locos el uno por el otro? ¿Acaso no podía soportar la idea de ver a Héctor conmigo? Sentí otra punzada y luego a sentir como si me faltara el aire, empecé a hiperventilar. Héctor me cogió por los hombros y mirándome a la cara me preguntó:


- ¿Qué pasa, te encuentras bien?

- No, me falta el aire, no puedo respirar - le respondí.

- Tranquila, tranquila. Mira será mejor que volvamos a la galería.

- Bien - acepté.

Me cogió de la mano y seguimos hasta la galería. Sentir su mano en la mía me hizo sentir un calor que nunca antes había sentido. Y entonces, recordé: la primera vez que me tocó, el calor que sentí en ese momento, el deseo, las ganas de que no fuera solo un roce. También recordé una conversación que tuvimos pocos días antes de que él y mi hermana rompieran para siempre.

Estábamos llegando a la galería.

- Espera, necesito saber una cosa - le dije tratando de detenerle.

- No, ahora no - me respondió- Entramos ahí, vas al baño y tratas de tranquilizarte, nos despedimos de David y luego te cuento lo que quieras.

- Está bien.

Entramos en la galería, mientras Héctor buscaba a David, yo me dirigí a uno de los camareros para preguntarle donde estaba el baño. Cuando me lo indiqué encaminé hacía él, aún estaba nerviosa y me temblaba todo. Me mojé la cara, me refresqué, respiré hondo tratando de tranquilizarme.

Descubrir que el amor de mi vida había sentido lo mismo por mí que yo por él, me había causado una fuerte conmoción, pero saber que además mi hermana nos había alejado al uno del otro, aún me había causado más conmoción.

Siempre había pensado que mi hermana se preocupaba por mí, que quería lo mejor para mí pero de repente, descubría que no, que en realidad era casi lo contrario, que todo el dolor que había sentido después de que Héctor desapareció, me lo había creado ella porque hizo que se alejara de nosotras. ¿Tanto me odiaba que no quería que fuera feliz? ¿O acaso era que le quería tanto que no podía concebir que él fuera feliz con otra? ¿Era eso amor? ¿De verdad había amado a Héctor? ¿O había sido la rivalidad que había entre ambas lo que hizo que decidiera alejarme de Héctor? Ella siempre había tenido envidia de mí, porque según mi madre yo era más guapa, más estudiosa y más de todo. Obviamente mi madre había sido muy injusta con ella, y todo aquellos comentarios están hechos mella en ella y he desarrollado aquella envidia y celos hacía mí, pero aún así, yo era su hermana y se suponia que debía querer lo mejor para mi ¿no? 

Salí del baño y busqué a Héctor. Le ví junto a David cerca de la puerta. Me dirigí hacía donde estaban ellos y David al verme dijo:

- Mirala. Héctor me ha dicho que os vais ya.

- Sí, tenemos mucho de lo que hablar - le dije.

- Ya, bueno, nos veremos.

- Sí, dale recuerdos a tu hermano de mi parte - le dije.

- No sé si querrá que te los dé - me respondió sonriendo.

- Ya, bueno, hasta pronto

Nos despedimos y salimos a la calle.

- ¿Dónde vamos? - le pregunté a Héctor.

- No sé, tengo mi coche ahí mismo - me indiqué.

- Bien.

Subimos al coche y una vez dentro le pregunté.

- Oye, ¿puedo hacerte una pregunta?

- Sí, claro.

- ¿Qué es lo que sientes por mi ahora?

- ¿Quieres saber si aún estoy enamorado de tí? - me preguntó.

- Sí

- No lo sé, ahora todo ha cambiado, no voy a negar que volver a verte me ha hecho recobrar antiguos sentimientos, pero…

- Estás casado - respondí yo, adivinando.

Cerró los ojos como si le fastidiara que hubiera indicado esas dos palabras. Luego me miró profundamente a los ojos y afirmó con la cabeza.

 

Esta historia participa en el OPEN NOVELA CONTEST 2021 de Wattpad. 


Podeis leer esta historia en Watpad: https://www.wattpad.com/1025750209-quiz%C3%A1s-reencuentro

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