miércoles, 28 de diciembre de 2022

UN NOVIO PARA NAVIDAD

 Pues que publiqué aquí el primer capítulo, pero si queréis leer los siguientes están en Wattpad. 

https://www.wattpad.com/story/329881399-un-novio-para-navidad

CAPÍTULO 1 

Carla vive y trabaja en Italia, en Roma, pero al llegar las navidades vuelve a casa, pero como les ha dicho que tiene novio, su madre le insiste en que quieren conocerlo, por lo que tiene que buscar uno y junto a sus amigas deciden que lo mejor será contratar a un gigoló por unos días. 


OS DEJO ALGUNOS TROCITOS DEL CAPÍTULO:
— ¿Y si contratas a alguien? — me propuso Chiara, mi mejor amiga y compañera de piso.

— ¿Contratar a alguien, cómo? — pregunté sin entender a qué se refería.

— No sé, que busques un chico y le pagues por pasar esos días contigo. Quizás un gigoló, o un chico de compañía, ¿no? — me aclaró.

— ¿Tú estás loca? ¿Cómo va a pagar un gigoló para que se haga pasar por su novio? — dijo Fiorella. 

PARA LEER:  ¿UN GIGOLÓ?


CAPÍTULO 2 

Carla conoce a Marco, el gigoló, que es un chico guapo de aproximadamente su edad, educado y elegante. Entre ellos surge la sintonía, se entienden muy bien. Y se marchan juntos hacia Barcelona a vivir una Navidad diferente para ambos. 


UNA MUESTRA DEL CAPÍTULO:
Mientras nos dirigíamos a la puerta de embarque, no sé como, pero de repente, fui consciente de que Marco me había cogido la mano y tiraba de mí. Por un segundo deseé parar aquel momento para retenerlo en mi memoria, pues sentir su mano en la mía me hacía sentir segura, protegida, me daba paz.

— ¿Estás nerviosa? — me preguntó a punto ya de subir al avión.

— Pues sí, la verdad es que sí.

— Tranquila, todo irá bien, ya lo verás. 


PARA LEER: MARCO


CAPÍTULO 3

Cuando llegan a Barcelona, la madre de Carla los pone en la misma habitación a ambos, ya que son novios. 
Después de instalarse, van a conocer a las amigas de ella, todas quedan impresionadas por el guapo novio de Carla. 



UN PEDACITO: 
— ¿Y vosotros, cuando os casáis? — preguntó Vicky

En aquel momento, tanto Marco como yo nos quedamos parados sin saber que responder, pues ninguno de los dos habíamos hablado que haríamos o diríamos si nos hacían esa pregunta, porque en realidad, ninguno de los dos había pensado que podrían hacérnosla.

— Bueno, no hemos hablado de eso, aún, porque aún no se lo he pedido — dijo Marco que me miró tiernamente a los ojos. 

PARA LEER: LAS AMIGAS


miércoles, 21 de diciembre de 2022

CAPITULO 1. ¿UN GIGOLÓ?

 


Todo empezó con una llamada, una simple llamada de mi madre. Era a finales de noviembre, sería un día 20, 0 21, no sé, según mi madre, solo faltaba un mes para Navidad aproximadamente y recuerdo que me dijo:

— Tu amiga Rosa se va a casar

— ¿Qué?

— Te ha enviado una invitación de boda aquí, dice que se casa el día 26 de diciembre.

Me quedé sorprendida, tratando de procesar la noticia. Y es que Rosa y yo éramos las últimas que quedábamos solteras del grupo de amigas que éramos. Bueno, ahora yo sería la única.

— ¿Vendrás con tu novio, no? Os venís a pasar la navidad aquí, vais a la boda y así lo conocemos — dejó ir mi madre.

— ¿Qué? ¡Mamá! — Traté de recriminarla.

— ¡Hija, pero si ya lleváis unos seis meses juntos, ¿no?

— Si, mamá pero no sé. Igual él prefiere celebrarlo con su familia — repuse.

— Venga hija, que te vean tus amigas con ese chico tan guapo que según tú tienes por novio.

Me maldije a mí misma, preguntándome por qué había sido tan idiota, porque le había dicho a mi madre esa mentira de que tenía novio. Una mentira que llamada a llamada y día a día había crecido de tal manera que ahora ya no podía echarme atrás.

— Bueno, mamá, yo… No sé, se lo consultaré a Marco, igual no puede.

— Pues haz que pueda — me dijo mi madre — Porque quiero verte aquí el día 25 con él sentando en la mesa con toda la familia. ¿Vale?

— Vale. Haré lo que pueda — le respondí, pensando de donde iba yo a sacar un novio a esas alturas, que fuera italiano, guapo y se llamara Marco.

En menudo lío me había metido y qué idiota había sido al mentirle a mi madre de aquella manera.

—¿De dónde saco yo ahora un novio? — les pregunté a mis amigas que me miraron con cara de no saber qué decirme.

La cosas no estaba fácil. Primero porque no tenía novio, segundo porque ni siquiera sabia donde podría encontrar un chico italiano que quisiera viajar conmigo a España para Navidad para conocer a mis padres. Y eso que estando en Italia, no podía decir que fuera difícil encontrar a un chico italiano. Lo difícil, más bien, sería que quisiera venir conmigo a España para pasar las navidades con mi familia.

— ¿Y si contratas a alguien? — me propuso Chiara, mi mejor amiga y compañera de piso.

— ¿Contratar a alguien, cómo? — pregunté sin entender a qué se refería.

— No sé, que busques un chico y le pagues por pasar esos días contigo. Quizás un gigoló, o un chico de compañía, ¿no? — me aclaró.

— ¿Tú estás loca? ¿Cómo va a pagar un gigoló para que se haga pasar por su novio? — dijo Fiorella.


Chiara y Fiorella eran mis amigas casi desde que llegué a Italia. Las conocí al segundo día de estar aquí, en el museo, donde ahora trabajo como guía turístico para españoles. Chiara era guía como yo, y Fiorella vigilante de sala.

— Pues no me parece tan mala idea — dije yo.

Ambas y sobre todo Fiorella, me miró como si realmente estuviera loca.

— A ver, buscamos uno que sea guapo, inteligente, culto, y le pago por los días que vamos a estar juntos, le pago el viaje, y todos los gastos que tengamos allí, además de los honorarios y diseño un guion sobre lo que tenemos que hacer y decir para que mis padres se lo crean — le expliqué.

— No sé, vosotras lo veis muy fácil, pero no sé yo — señaló Fiorella.

Ella siempre era la más insegura de todas nosotras y para hacer o decidir cualquier cosa se lo tenía que pensar mucho. Pero Chiara y yo éramos más resueltas, enseguida tratábamos de ponerle solución a cualquier problema que tuviéramos.

Así que ambas nos pusimos a buscar. Buscamos en Internet alguna página donde se anunciaran ese tipo de servicio y no tardamos en encontrarlo. Además, en la página web ponía los precios, y no nos pareció nada caro, serían 600 euros al día, aunque luego haciendo cuentas y suponiendo que estaríamos en Barcelona 10 días la cosa acababa saliendo a unos 6.000 euros.

— Madre mía, ¿no tengo ese dinero? — me quejé — por lo menos aquí.

— ¿Y cuánto tienes? Quizás puedas pedir un microcrédito que esos que ofrecen los bancos para comprar una moto o esas cosas — Propuso Chiara como solución.

— No sé, tengo unos 3.000 euros ahorrados, quizás pueda utilizar algo de lo que me devolvió Cristian cuando vendimos el piso.

Cristian era mi novio, habíamos roto hacía un año, cuando después de irme a Italia él empezó a salir con otras chicas y se enamoró de una de ellas. Hasta ese momento, habíamos hecho planes para casarnos, incluso habíamos comprado un piso juntos, que tuvimos que vender. Y así me quedé de nuevo, sola y sin novio.

Y me acercaba a los treinta, edad en que heredaría las acciones de la empresa familiar que me permitirían dejar mi trabajo y poder viajar por el mundo sin tener que preocuparme por el dinero. Porque mi abuelo al morir había dejado un número determinado de acciones para cada uno de sus nietos, yo era la más pequeña de los tres y para recibir esas acciones el día que cumpliera los 30, tenía que o bien estar casada o como mínimo tener novio. Y justo después de Navidad, un mes más tarde cumpliría los 30, por eso les había dicho a mis padres que tenía novio. No quería perder las acciones, no quería ser la única de la familia que no consiguiera tener su parte de la herencia y en consecuencia, su parte del negocio familiar: Unos grandes almacenes que por el momento manejaba mi padre como presidente de la compañía y que algún día pasaría a manos de mi hermano mayor.

Finalmente, decidí llamar a uno de los gigolós que habíamos encontrado en la página web. El chico no tardó en contestarme.

— Marco Moldoni al habla.

— He visto tu anuncio en un página web y es que estoy buscando algo que quizás tú me puedas ayudar — le dije.

— Bueno, depende de lo que quieras — dijo él.

— ¿Podríamos quedar y hablar de ello? Es que prefiero verte la carta, conocerte y ver si es posible lo que quiero — le propuse.

— Claro, que te parece si nos vemos esta tarde a las seis. En el restaurante Tre Scalini de la plaza Navona, ¿te parece bien? — me propuso él.

— Me parece perfecto. A las seis, allí estaré.

— Bien.

Chiara me miraba expectante cuando colgué.

— Hemos quedado esta tarde, en la plaza Navona. Buff, madre mía. Espero que salga todo bien.

— Tranquila, estaremos allí para apoyarte — me animó Chiara dándole un codazo a Fiorella para que también ella me animara.


Aquella tarde, a las cinco, estábamos Chiara y yo en el piso, buscando lo que me pondría. Estaba nerviosa, bastante nerviosa, primero porque había quedado con un chico guapo, bastante guapo. Porque no se puede negar que los gigolós, son guapos, por lo menos la mayoría y Marco no era menos. Guapo y atractivo, moreno, alto, pelo negro y con un cuerpo de infarto.

— ¿Qué tal si te pones este? — me preguntó Chiara sacando un vestido rojo del armario.

— Yo creo que mejor este negro — le enseñé poniéndomelo encima. Era un vestido negro de manga larga, con la falda de vuelo.

— Perfecto.

Fiorella llegó cuando yo casi estaba lista.

— Hola preciosas, quería desearte mucha suerte. No apruebo lo que quieres hacer, aunque lo entiendo. De verdad, espero que te vaya muy bien.

Me gustó que, en ese momento, se olvidara de sus prejuicios y me apoyara. Es lo que hace una amiga de verdad, y sin duda ella lo era, igual que Chiara. Ambas me acompañaron hasta la plaza Navona y una vez vieron a Marco dejaron que fuera yo sola quien me acercara a él, de todos modos y por seguridad, se quedaron cerca, observando.

Cuando llegamos a la plaza buscamos a Marco en la terraza del restaurante “Tre Scalini” como él me había indicado y no tardamos en verlo. Estaba sentado en una de las mesas y llevaba un traje azul oscuro con una camisa blanca debajo, con el primer boton desabrochado que dejaba ver el nacimiento de sus pectorales. No pude evitar emitir un suspiro de aprobación, el chico estaba como un queso. Mis amigas me dijeron que me esperaban sentadas en la fuente y que desde allí me vigilarían, yo me acerqué hasta él.

— Hola — saludé a Marco, cuando estuve delante de él. — Soy Carla.

— Hola, un placer — me saludó Marco educadamente, levantándose y tendiéndome la mano que le apreté, sintiendo un calor que me atravesó y me hizo temblar. — Siéntate.

Me senté frente a él en la mesa que él había elegido. Y entonces me preguntó:

— ¿Eres española?

Supuse que se había dado cuenta por mi acento al hablar.

— Sí — le respondí.

— Precioso país — me dijo.

— ¿Has estado? — le pregunté yo sin saber donde mirarle, porque todo él era digno de admirar.

— Sí, hace un par de años, de vacaciones. ¿Y cómo es que estás aquí, que vives aquí? — me preguntó él curioso.

— Bueno, estoy aquí por el trabajo, y porque vine a hacer un master de diseño de joyas que es mi pasión.

— Vaya, eso suena interesante.

— Y lo es realmente. ¿Y tú, puedo preguntarte que estudios tienes?

— Claro que puedes. Soy ingeniero en Telecomunicaciones — me contó.

— ¿Y no has ejercido nunca como tal? — le pregunté nerviosa.

Y en ese instante nuestros ojos se cruzaron, él sonrió y al bajar mi mirada a sus labios, y un nuevo escalofrío me atravesó.

— Pues no, empecé a trabajar como gigoló para pagarme la carrera, y a pesar de haber terminado la carrera, ahí sigo, trabajando como gigoló — me explicó.

— Vaya, bueno, ¿qué tal si te cuento que es lo que quiero? ¿Por qué hemos quedado? — le pregunté.

— Bien, me parece perfecto — me respondió con una dulce sonrisa en los labios.

La verdad era que con solo una sonrisa, era capaz de enamorar a cualquiera, pensé en ese momento. Por lo menos a mí me gustaba cada vez más y en especial cada vez que me sonreía. No sabía por donde empezar y como contarle que lo que necesitaba de él era un novio. Así que primero decidí preguntarle:

— Bueno, antes que nada quiero saber ¿estás libre estas navidades?

— Sí, en principio si, en realidad, no tengo familia. Fui un niño huérfano y crecí en un orfanato, así que no tengo a nadie con quien celebrar esas fiestas, más que un par de amigos — me explicó.

— Vaya, lo siento. Es que lo que necesito es un novio para estas navidades — le solté.

— ¿Qué? — preguntó sorprendido.

— Déjame que te explique.

Le conté la historia de que necesitaba un novio para presentárselo a mis padres y toda la historia, lo de las acciones, lo de recorrer el mundo y no tener que preocuparme más por trabajar, etc.

— Por supuesto, te pagaré lo que corresponda y los gastos del viaje, avión y todo eso. — le dije — Bueno, estancia no, porque probablemente mis padres querrán que nos quedemos en su casa.

Terminamos de hablar sobre lo que yo necesitaba y lo que haríamos y al final, quedamos en vernos en los siguientes días para ir determinando y hablando sobre lo que haríamos, y como lo haríamos para que mis padres no se dieran cuenta de que todo era mentira, y para conocernos un poco mejor el uno al otro.

Empezaba una nueva aventura para ambos.

 

UN NOVIO PARA NAVIDAD

 UN NOVIO PARA NAVIDAD. 



Sinopsis: 

Carla necesita un novio con urgencia para que sus padres lo conozcan estas navidades, así que decide contratar a un guapo gigoló que se haga pasar por su novio. Pero entre cenas, comidas y fiestas navideñas surgirá entre ellos algo que ninguno de los dos había previsto.

Genero: Romance. 


martes, 13 de diciembre de 2022

ENTRE TUS PIERNAS - MARTES DE RELATO HOT

 Estás fumando frente a la ventana de la habitación, llevas solo los calzoncillos y nada más y eso me gusta, porque puedo contemplar tu perfecto y joven cuerpo semidesnudo. Admirar tus músculos, tus curvas y como metes la mano dentro del slip para acomodar tus partes y eso me hace sonreír. Me parece mentira que estemos aquí juntos después de lo sucedido en los últimos días, que no han sido fáciles para ninguno de los dos. 


Primero porque tener que interrumpir nuestro fin de semana romántico debido al accidente que sufrieron Alberto y Mónica fue estresante. Y después porque ambos tuvimos que hacer frente a muchas cosas que nunca hubiéramos imaginado que pasarían. Tuvimos que ir al hospital directamente desde la casa de campo. Al parecer Alberto perdió el control de su vehículo en una curva, cuando iban al pueblo a buscar comida. Habían acampado en una zona muy bonita, donde tenían previsto pasar la noche. Y de camino al pueblo el coche se salió de la carretera. Alberto fue quien salió más mal parado, ya que se dio un fuerte golpe en la cabeza por el que estuvo en coma varios días. Mónica, gracias a Dios, al ir detrás y con el cinturón puesto, solo se rompió una pierna y varias magulladuras y golpes. Lo peor de todo, que a las pocas horas del accidente apareció la secretaria, preguntando por Alberto, preocupada, llorando y entre sollozos y lágrimas me confesó que ella y Alberto tenían una aventura y que él me estaba poniendo los cuernos. Evidentemente, tuve que echarla del hospital. Cuando Alberto recuperó la consciencia y todo volvió a su cauce, le pregunté sobre la relación con su secretaria, y me la confirmó, por lo que al volver a casa del hospital, le pedí que se fuera, que lo nuestro había terminado y que nos divorciábamos. 

Desde entonces, nuestros encuentros furtivos son lo que más alegrías me da, además de mi hija, claro está. Tenerte para mí, aunque sea solo por unas horas en este viejo apartamento me hace feliz. 

Te giras hacia mí y me preguntas: 

— ¿Qué vas a hacer con este apartamento? 

Es el piso donde me crie, donde crecí, y que mis padres me dejaron como herencia cuando murieron. 

— Probablemente, lo alquile — te respondo — voy a necesitar ese dinero, y además tendré que buscar un trabajo, aunque sea por horas. 

— Siento mucho todo esto — te disculpas. 

— ¿Tú? Tú no has hecho nada malo, todo lo contrario, me has ayudado mucho. Ha sido tu padre. Debería de haberlo visto venir, a fin de cuentas, dejó a tu madre por mí, ¿no? 

— Supongo. 

Te acercas a mí abrazándome, y mientras me miras a los ojos me dices: 

— Tengo una idea. 


Y dejándome con la duda, me besas. Mientras lo haces, me empujas suavemente hasta el sofá. Siento tu sexo creciendo entre los dos. Está claro que tienes ganas, igual que yo. Hace más de una semana que no lo hacemos y por eso nuestros cuerpos se buscan, nuestras manos se desean. Nos besamos y en un abrir y cerrar de ojos, nos desnudamos el uno al otro. Acaricio tu espalda desnuda, y tú me pones de espaldas a tí. 

— ¿Qué haces? — te preguntó. 

— ¡Shhh! — me haces callar, besas mi cuello, mientras deslizas tus manos por mi cintura.

Siento como pegas tu cuerpo al mío. Creo que quieres hacerlo de pie, mientras yo te doy la espalda. Recuerdo que no hace mucho, me dijiste que te atraía esta posición. Suspiro, me dejo llevar, contigo siempre me dejo llevar y eso me gusta. Desabrochas mi sujetador, que aún llevo puesto, y acaricias mis senos, los sobas, los estrujas, juegas con las aureolas, mientras yo gimo, me excito y continuo sintiendo tu polla entre mis nalgas. Besas de nuevo mi cuello y yo me estremezco. Siento como apartas mis braguitas que aún no me has quitado y luego como restriegas tu miembro por mi humedad. Quiero más, deseo más, y sé que tú también. Por eso no tardas en posicionar tu polla en la entrada de mi sexo y te deslizas lentamente dentro de mí. Gimo cuando te siento, me tiemblan las piernas, me tiembla todo en realidad. Y en pocos segundos nuestros cuerpos se acompasan, se sienten, bailan al ritmo del deseo y la pasión, sintiéndose, haciendo que el placer nos envuelva como si fuera un papel de celofán. Mi respiración se acelera, la tuya la acompaña, ambos gemimos hasta que en un último grito de pasión tanto tú como yo nos corremos. 

Descansamos en el sofá, acostados, abrazados hasta que miro el reloj.

— Deberíamos levantarnos, tengo que ir a buscar a Mónica. 

— Sí — dices besándome en el hombro suavemente. 

Me levanto del sofá y tú te incorporas sentándote en él. Mientras voy recogiendo mis prendas que están esparcidas por el suelo, tú me dices: 

— He estado pensando, que podría quedarme yo aquí — me suelta — por supuesto te pagaría un alquiler, pero así podríamos seguir viéndonos aquí, y tú tendrías esos ingresos que necesitas. 

Le miro, me lo pienso, la verdad es que no es mala idea, pero…

— ¿Qué dirá tu padre? No sé si es buena idea. 

— Qué diga lo que quiera, a fin de cuentas, tarde o temprano tendremos que contarle lo nuestro — me dices. 

Tienes razón, en algún momento tendremos que contárselo, decirle que tú y yo… sentimos algo el uno por el otro, pero…


viernes, 2 de diciembre de 2022

NOVELA ROMÁNTICA DE REGENCIA

 ¿Qué es?

La novela de regencia es un subgénero dentro de la novela romántica que está inspirada en el periodo de regencia. 


Y te preguntarás ¿que periodo es ese? Yo te lo explico, pues: 

Ya que el periodo de regencia es el periodo comprendido en la Inglaterra de 1811 a 1820, época en la que Jorge IV, entonces príncipe, se convirtió en príncipe regente, debido a la enfermedad mental de sus padre Jorge III, por la cual no podía reinar. Fue un periodo en el que la clase alta floreció y se hizo más patente el desequilibrio entre las diferentes clases sociales. En ese periodo hubo apogeo de las bellas artes y la literatura, además de grandes cambios sociales y económicos. 

En ese periodo se hicieron populares las novelas románticas de la época escritas por Jane Austen o Sir Walter Scot, ya que gracias a la imprenta a Vapor se hizo más fácil y rápido imprimir. 

Características de la novela de regencia. 

La novela de regencia se caracteriza además de por estar ambientada en la época de Regencia, como hemos dicho antes, tiene una serie de características o deben tenerlas. Entre ellas: la posición social es importante para los personajes, se le da cierto énfasis a los modales, el matrimonio suele ser cuestión de conveniencia y sobre todo, en el caso de las mujeres, para asegurarse ciertos ingresos y una buena posición social, cosa importante en la época; las vestimentas suelen ser suntuosas, y el ambiente con frecuencia es hostil por la evidente desigualdad entre las diferentes clases sociales. 

Quiero aclara que hay 2 tipos de novela de regencia, por un lado, está la Regencia escrita durante la Regencia, donde podemos encontrar las novelas de Jane Austen o Sir Walter Scot, escritas en aquella época, precisamente; o la ficción moderna actual, ambientada en la época de la Regencia. 

¿Qué ha hecho que vuelva a estar de moda este género? 

Principalmente, series como Los Bridgerton o películas como Persuasión, emitidas con gran éxito en plataformas digitales, hace que la gente empiece a interesarse por este tipo de novelas, precisamente porque tanto la una como la otra han surgido de novelas de este género. 

Así pues, si queréis leer alguna de estas novelas, os recomiendo algunas: 

¿UN ULTIMO BAILE, MILADY? 


Escrita por Megan Maxwell, la historia ambientada en el Londres de la regencia, nos cuenta como Celeste a través de un antiguo anillo, o gracias a él viaja en el tiempo hasta esa época donde conoce a un misterioso duque y disfruta de la vida de la clase alta de la época y de una historia de amor de escándalo. 

LA VILLA DE LA SEDA 

Escrita por Tabea Bach, La villa de la seda está ambientada en la región italiana del Veneto, entre grandes montañas y bellos montes, nos presenta a Ángela en el momento en que llega a casa de la Sra. Tess, la mejor amiga de su madres, después de haber perdido a su marido. Allí compra una fábrica de seda artesanal a punto de quebrar y la reflota gracias a sus estudios en diseño.

Y allí, un amigo de Tess, hará que el corazón de Ángela tiemble en esta conmovedora historia de amor que transformará por completo la vida de Ángela. 

DESEAR A UN DUQUE

Está escrita por Lenora Bell y esta nos sitúa en el Londres de 1819, done Lady Dorothea, una joven cansada del protocolo de la capital británica, decide mudarse a la finca de su tía en Irlanda. Allí conocerá a un duque muy atractivo que le traerá de todo menos la tranquilidad que ella busca.