lunes, 3 de octubre de 2022

UN BUEN INICIO DE DIA

Es sólo un beso, un dulce beso en la boca, un beso sobre la encimera de la cocina. Pero pueden ser tantas cosas, él me mira, y le rodeo el cuello con mis brazos, vuelvo a besarlo, el deseo baila entre los dos. Me encanta que me desee recién levantado, y sé que no va a dejar que me vaya así, sin más. Tras el beso, acaricia mi espalda, luego me tumba sobre la encimera. Yo protesto, le digo que tenemos que ir a trabajar, pero él no me deja levantarme, me dice que tenemos que hacer algo muy importante antes de ir a trabajar. Desliza sus manos por debajo de mi falda, alcanza mis braguitas y despacio me las quita. Suspiro, le digo que no, pero él sabe que sobra que es un sí. Con el mismo cuidado que me ha quitado las braguitas, abre mis piernas, yo me muerdo el labio inferior, sé lo que va a hacer. Mi sexo palpita con anticipación. Siento su aliento, luego su lengua rozar mi clítoris, gimo. ¡Oh por Dios! Luego siento su boca sobre mi sexo y al segundo, su lengua lamiendo entre los pliegues de mi sexo. Mueve diestro la lengua, fuera, dentro, dentro, fuera, ahora lamiendo un labio, luego el otro, ahora chupetea mi clítoris, vuelve a meter su lengua en mi sexo y yo solo puedo gemir, removerme, estremecerme, sintiendo como el placer va aumentando despacio, poco a poco y como va incrementándose con cada lengüetazo. Estoy casi al borde del orgasmo y por eso él se detiene, se pone en pie, acerca su sexo al mío, siento como me penetra, gimo, me estremezco de nuevo. Le miro a los ojos, él me mira a mí y sin apartar su mirada de la mía empieza a empujar, una y otra vez, y otra. Siento como me hace suya, como me posee, como me ama. Porque al fin y al cabo, esto es todo amor, amor y deseo. Deseo que se mezcla en nuestros cuerpo y nos hace desearnos hasta que no podemos más. Le siento entrando y saliendo de mí, y yo empujo también hacía él, quiero besarle, le alargo mis manos, mis brazos en señal de ese deseo y él se dobla hacia mí. Me besa, es un beso apasionado, un beso en el cual ambos nos comemos la boca, un beso que me hace sentir su lengua, su sabor, su deseo y su pasión. Cuando rompe el beso, pega su frente a la mía y le susurro: "Te quiero" y tras un fuerte empujón, tanto él como yo explotamos en un maravilloso orgasmo.  Suspiró y él también. Se incorpora y me susurra: "Ahora sí, tenemos que ir a trabajar" 



 

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