lunes, 23 de noviembre de 2020

Y SI FUERA ÉL CAPITULO 9

 Al terminar de leerlo lo miré de nuevo a la cara y me preguntó:

¿Qué te parece?

Perfecto – le respondí – Impecable. Dame un bolígrafo.

Me tendió un bolígrafo metálico, muy bonito y lo cogí. Estaba feliz, porque firmar aquel contrato significaba que era suya, suya por completo y bajo contrato. Firmé y luego cuando levanté la vista, devolviéndole el bolígrafo y tendiéndole el contrato, le dije:


Es la primera vez que firmo un contrato de sumisión y la verdad, me hace mucha ilusión, me hace feliz.

- ¿No lo habías hecho antes, con tu anterior Amo? - Me preguntó.

- No, ya te dije que él fue mi primer Amo, y aunque tenía algo más de experiencia que yo también era nuevo en esto.

Colocó el contrato frente a él y lo firmó. Luego hizo una copia con la impresora y me lo dio.

¿Volvemos a la cama? - Me dijo.

Yo preferiría volver a mi casa, mañana tengo que trabajar y por tanto madrugar y ya son más de las doce.

Puedes quedarte aquí esta noche, y mañana temprano yo te llevaría al trabajo.

No, gracias, pero contigo tan cerca no me puedo concentrar y, además, creo que aún es pronto para pasar la noche contigo - le dije.

Está bien - aceptó - Vístete y te llevo a tu casa.

Si, Señor - le contesté mientras ambos nos poníamos en pie.

Me sonrió pícaramente y me dió una pequeña cachetada en el culo que me hizo pegar un brinco.

Volvimos a la habitación y ambos nos vestimos. Luego bajamos al garaje donde tenía un montón de preciosos coches de casi todas las marcas. Estaba el Mercedes con el que habíamos llegado a la casa esa misma tarde, y luego tenía un Porsche y un Mercedes deportivo, además de un par de todoterreno y un Audi pequeño y urbano. Subimos al Mercedes deportivo y me llevó hasta casa.

Frente a la puerta de mi edificio me besó, y antes de que bajara del coche me dijo:

Léete bien el contrato otra vez, no quiero que olvides nada de lo que hay ahí escrito, quiero que lo tengas bien presente. Mañana pasaré a recogerte cuando salgas del trabajo, y luego iremos al club. ¿De acuerdo? Empezaremos con el entrenamiento.

¿Entrenamiento? - Pregunté algo confundida.

Sí, eres sumisa, es cierto, pero estás aprendiendo a ser Mi Sumisa - señaló.

Tienes razón, Señor. Buenas noches, hasta mañana.

Le dí un tierno beso en los labios y justo al abrir la puerta para bajar del coche añadió:

Te enviaré instrucciones de como debes ir vestida y que haremos a lo largo del día.

Vale, estaré pendiente de ello. Buenas noches.

Buenas noches, Princesa.

Sonreí al oír mi nombre de sumisa. El que había decidido que él usaría cuando estuviéramos juntos como Amo y Sumisa. Me encantó.

Subí en el ascensor, recordando lo pasado aquella tarde, aún sentía cierto resquemor en mis pezones, pero no era nada que no pudiera soportar. Y, además, tras el castigo me había sentido tan liberada. Por eso, luego salieron las lágrimas, el dolor, lo mal que me había sentido al darme cuenta de que le había fallado. Las lágrimas fueron parte de esa liberación. Realmente nunca me había sentido así y ni siquiera sabía por qué. ¿Acaso mis sentimientos por Armando no habían sido tan fuertes? En realidad, se suponía que habían sido más fuertes, ¿no? A Alberto sólo hacia un par de días que lo conocía y con Armando había estado tres largos años y habíamos hablado incluso de casarnos. Con Armando, había aprendido a ser sumisa, él me había enseñado todo lo que ahora era. O casi todo, por lo menos eso creía yo. Pero lo sucedido aquella tarde, me acababa de demostrar que no. Qué aún tenía mucho que aprender como sumisa, y que Alberto era ahora mi nuevo guía. Entré en casa. Estaba cansada, así que me fui a la cama directamente. Aunque al cerrar la luz, oí el ruido de mi móvil cuando recibía un mensaje de WhatsApp. Cogí el móvil y miré, era de Alberto.

“Buenas noches Princesa”. “Buenas noches, Señor” Le respondí. 


Me desperté al oír de nuevo el móvil. Había puesto el despertador y cuando lo cogí para apagar la alarma vi que de nuevo Alberto me había dejado el primer mensaje del día. “Buenos días, Princesa. Aquí van los deberes de hoy. Ponte falda y blusa, sin bragas debajo. Te he concertado una cita a las nueve en este centro de belleza, (me enviaba la ubicación y estaba cerca del trabajo) ya he avisado a tu jefe de que llegarás un poco más tarde hoy (no me parecía bien que hubiera tomado aquella decisión por mí, pero...enseguida me di cuenta, de que el juego había empezado ya). Nada de masturbarte, ni darte placer, ni tocarte. Tendrás noticias de mi pronto. Besos.” No sabía si debía contestarle y que debía decirle, sobre todo porque el hecho de que hubiera tomado la decisión de pedirme hora en un centro de belleza para que me depilaran los genitales, sin contar conmigo, me había molestado. Me duché y me vestí como él me había indicado, mientras pensaba en que debía contestarle, e iba hacerlo cuando recibí un nuevo mensaje de él: “¿Sabes que será castigada por no contestar a mi mensaje? Se que lo has leído” Me apresuré a contestarle “Perdona, Señor, no sabía que tenía que contestarte y, además, no me ha gustado que me pidieras hora en el centro de belleza sin consultármelo antes”. Se lo envié, mientras sentía que mi corazón iba a cien por hora, estaba nerviosa, por primera vez en mucho tiempo, me ponía nerviosa al enfrentarme a mi nuevo Amo. Me había pasado antes con Armando, pero era la primera vez que me pasaba con Alberto. “Debes contestarme siempre, y en cuanto al centro de belleza, puesto que como, Mi sumisa, debes depilarte la zona genital, por eso he tomado la decisión de pedirte hora sin consultarte. Te quiero libre de pelos esta noche, y quiero que entiendas que va a ser una noche especial porque te voy a presentar como mi sumisa en Mi Club BDSM, al que pertenezco desde hace muchos años, y no solo como miembro sino también como socio. Espero que entiendas lo importante que es eso para mí”. Al leer su mensaje, me sentí tan mal; un escalofrío recorrió mi cuerpo y solo fui capaz de decirle “Lo siento, Señor, no volverá a suceder” “Así me gusta, esta tarde antes de ir al club recibirás el castigo” “Si, Señor” le respondí. Tras eso desayuné y luego salí hacia el centro de belleza. 

Si quieres seguir leyendo está novela y saber que pasa entre Alberto y Emma puedes hacerlo a través de Amazon Kindle Unlimited aquí: Y si fuera él


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